viernes, 27 de noviembre de 2015

El futuro de la tecnología de la computación


El mañana nunca se conoce



Nadie niega la importancia del futuro. En palabras del científico Charles F. Kettering, «debemos estar preocupados por el futuro porque tendremos que gastar el resto de nuestras vidas en él». Sin embargo, importante o no, el futuro es algo que no resulta fácil de ver.

En 1877, cuando Thomas Edison inventó el fonógrafo, pensó en él como en una máquina de dictado para la oficina y perdió el interés; la grabación de música no se hizo popular hasta 21 años después. Cuando los hermanos Wright ofrecieron su invento al gobierno americano y a la Royal Navy británica, dijeron que los aeroplanos no tendrían futuro con fines militares. Un estudio de la Mercedes Benz del año 1900 estimó que la demanda mundial de coches no excedería del millón de unidades, especialmente por el número limitado de conductores. En 1899, Charles B. Duell, el director de la oficina de patentes de los Estados Unidos, dijo, «todo lo que podía inventarse ya está inventado».

La historia está llena de relatos de personas que no podían imaginar el impacto de las nuevas tecnologías. Es complicado prever la tecnología, y mucho más predecir el impacto que tendrá en la sociedad. ¿Cómo se podría haber predicho en 1950 los profundos efectos, tanto negativos como positivos, que tendría la televisión en nuestro mundo? El informático Alan Kay ha dicho, «la mejor forma de predecir el futuro es inventarlo». Kay es un visionario investigador de XEROX que tres décadas atrás definió muchas de las características esenciales de los PC actuales. Por supuesto, no todos podemos inventar herramientas que cambien el mundo. Pero Kay dice que hay otras formas de predecir el futuro. Por ejemplo, podemos mirar en los laboratorios de investigación para ver los productos comerciales que aparecerán en los próximos años.

Desde luego, muchos investigadores trabajan detrás de puertas muy bien guardadas, y con frecuencia la investigación da giros inesperados. Una tercera forma es mirar los productos del pasado y determinar cuáles de ellos han tenido éxito. Según Kay, «existen ciertas cosas sobre los seres humanos que si las eliminas, ya no serían humanos nunca más. Por ejemplo, tenemos que comunicarnos con otras personas o no seríamos humanos. Por tanto, cada vez que alguien aparece con un amplificador de comunicaciones, quiere decir que la tecnología anterior ha tenido éxito». El lapicero, la prensa, el teléfono, la televisión, el PC e Internet son claros ejemplos de amplificadores de comunicación exitosos. ¿Qué es lo siguiente?
Kay dice que podemos predecir el futuro reconociendo las cuatro fases de cualquier tecnología o negocio: hardware, software, servicio y modo de vida.

Hardware. Los inventores e ingenieros inician el proceso desarrollando nuevo hardware. Pero ya sea para una televisión, un PC o una red de comunicación global, el hardware tiene muy poca utilidad sin el software.

Software. El siguiente paso es el desarrollo del software. Los programas de televisión, las grabaciones de sonido, los videojuegos, las bases de datos y las páginas Web son ejemplos de software que dan valor al hardware.

Servicio. El hardware innovador y el software inteligente tendrían muy poco sentido en caso de no tener ninguna utilidad para los seres humanos. La industria del PC se encuentra en la actualidad en la fase de servicio, y las compañías que se centran en este concepto suelen ser las que más éxito tienen.

Modo de vida. La fase final se produce cuando la tecnología se convierte en algo tan arraigado en nosotros que la gente sólo piensa en ella cuando no la tiene. Raramente pensamos en los lapiceros como herramientas tecnológicas. Forman parte de nuestra vida, tanto es así que tenemos problemas cuando no los tenemos. De forma análoga, el motor eléctrico, uno de los más importantes avances tecnológicos de hace algún tiempo, es ahora algo invisible; los usamos a docenas cada día sin ni siquiera pensar en ellos. Las computadoras se dirigen claramente en esta misma dirección.


Las cuatro formas de Kay de predecir el futuro no son una bola de cristal, pero pueden servir como base para pensar acerca de la tecnología de mañana. En el resto de capítulos de este libro examinaremos las tendencias e innovaciones que configuraran el hardware y el software de las futuras computadoras. También examinaremos el modo en el que esta tecnología servirá a los usuarios y cómo, eventualmente, terminará por asociarse a nuestras vidas.



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