El mañana nunca se conoce
Nadie niega la importancia del futuro.
En palabras del científico Charles F. Kettering, «debemos estar preocupados por
el futuro porque tendremos que gastar el resto de nuestras vidas en él». Sin
embargo, importante o no, el futuro es algo que no resulta fácil de ver.
En 1877, cuando Thomas Edison
inventó el fonógrafo, pensó en él como en una máquina de dictado para la
oficina y perdió el interés; la grabación de música no se hizo popular hasta 21
años después. Cuando los hermanos Wright ofrecieron su invento al gobierno
americano y a la Royal Navy británica, dijeron que los aeroplanos no tendrían
futuro con fines militares. Un estudio de la Mercedes Benz del año 1900 estimó
que la demanda mundial de coches no excedería del millón de unidades,
especialmente por el número limitado de conductores. En 1899, Charles B. Duell,
el director de la oficina de patentes de los Estados Unidos, dijo, «todo lo que
podía inventarse ya está inventado».
La historia está llena de relatos
de personas que no podían imaginar el impacto de las nuevas tecnologías. Es
complicado prever la tecnología, y mucho más predecir el impacto que tendrá en
la sociedad. ¿Cómo se podría haber predicho en 1950 los profundos efectos,
tanto negativos como positivos, que tendría la televisión en nuestro mundo? El
informático Alan Kay ha dicho, «la mejor forma de predecir el futuro es inventarlo».
Kay es un visionario investigador de XEROX que tres décadas atrás definió muchas
de las características esenciales de los PC actuales. Por supuesto, no todos
podemos inventar herramientas que cambien el mundo. Pero Kay dice que hay otras
formas de predecir el futuro. Por ejemplo, podemos mirar en los laboratorios de
investigación para ver los productos comerciales que aparecerán en los próximos
años.
Desde luego, muchos investigadores
trabajan detrás de puertas muy bien guardadas, y con frecuencia la
investigación da giros inesperados. Una tercera forma es mirar los productos
del pasado y determinar cuáles de ellos han tenido éxito. Según Kay, «existen ciertas
cosas sobre los seres humanos que si las eliminas, ya no serían humanos nunca más.
Por ejemplo, tenemos que comunicarnos con otras personas o no seríamos humanos.
Por tanto, cada vez que alguien aparece con un amplificador de comunicaciones,
quiere decir que la tecnología anterior ha tenido éxito». El lapicero, la
prensa, el teléfono, la televisión, el PC e Internet son claros ejemplos de
amplificadores de comunicación exitosos. ¿Qué es lo siguiente?
Kay dice que podemos predecir el
futuro reconociendo las cuatro fases de cualquier tecnología o negocio:
hardware, software, servicio y modo de vida.
• Hardware. Los inventores e
ingenieros inician el proceso desarrollando nuevo hardware. Pero ya sea para
una televisión, un PC o una red de comunicación global, el hardware tiene muy
poca utilidad sin el software.
• Software. El siguiente paso es
el desarrollo del software. Los programas de televisión, las grabaciones de sonido,
los videojuegos, las bases de datos y las páginas Web son ejemplos de software
que dan valor al hardware.
• Servicio. El hardware innovador
y el software inteligente tendrían muy poco sentido en caso de no tener ninguna
utilidad para los seres humanos. La industria del PC se encuentra en la
actualidad en la fase de servicio, y las compañías que se centran en este
concepto suelen ser las que más éxito tienen.
• Modo de vida. La fase final se
produce cuando la tecnología se convierte en algo tan arraigado en nosotros que
la gente sólo piensa en ella cuando no la tiene. Raramente pensamos en los
lapiceros como herramientas tecnológicas. Forman parte de nuestra vida, tanto
es así que tenemos problemas cuando no los tenemos. De forma análoga, el motor
eléctrico, uno de los más importantes avances tecnológicos de hace algún
tiempo, es ahora algo invisible; los usamos a docenas cada día sin ni siquiera
pensar en ellos. Las computadoras se dirigen claramente en esta misma
dirección.
Las cuatro formas de Kay de
predecir el futuro no son una bola de cristal, pero pueden servir como base
para pensar acerca de la tecnología de mañana. En el resto de capítulos de este
libro examinaremos las tendencias e innovaciones que configuraran el hardware y
el software de las futuras computadoras. También examinaremos el modo en el que
esta tecnología servirá a los usuarios y cómo, eventualmente, terminará por
asociarse a nuestras vidas.
0 comentarios:
Publicar un comentario